Como sabéis, en la Unión General de Trabajadores llevamos
prácticamente un año celebrando el 130 aniversario de nuestra fundación.
Durante muchos meses hemos llevado a cabo gran cantidad de actos, y el
pasado jueves realizamos uno especialmente importante. La Casa de Vacas
del parque de ‘El Retiro’, fue el escenario de la inauguración de
nuestra exposición del 130 Aniversario en Madrid, en la que una gran
cantidad de compañeros y compañeras ugetistas, así como otra serie de
organizaciones sindicales, políticas y de la sociedad en general, que
han sido claves también en nuestra historia, nos quisieron acompañar.
De esa manera, pudimos compartir y agradecer a cada una de esas
personas e instituciones su ayuda, su implicación y su voluntad de
trabajar conjuntamente por los derechos y libertades de la clase obrera.
La historia de UGT no la debemos ver desde una perspectiva sectaria y
de siglas, porque la historia de nuestro sindicato es la historia del
movimiento obrero de nuestro país. La exposición que inauguramos estos
días atrás, tiene la voluntad de que sirva para que la sociedad pueda
ver lo que hemos hecho, vivirla, e incluso sentirse partícipe de una
organización con 130 años de historia. Es verdad que, como todas las
organizaciones con tantos años de vida, hemos cometido aciertos y
errores. Sin embargo, UGT no se caracteriza por esconderse. En la misma
exposición, se pueden ver las viñetas que Gallego&Rey, que han
dibujado para repasar toda la historia y todos los momentos que ha
vivido nuestro sindicato. Una manera diferente y divertida de ver
nuestra historia.
Entiendo que algunas personas digan que somos un poco pesados con la
celebración del 130 Aniversario. Es verdad que llevamos casi un año con
ello. Pero sin embargo, esta conmemoración tenía la voluntad de ser así,
que el sindicato y su historia se paseara por todos los rincones del
país, sirviendo además, para a partir de testimonios reales, ver que la
organización tiene unas raíces que van más allá de los dirigentes y de
los momentos de la historia. Nos ha servido para darnos cuenta que casi
todo el mundo, tiene un recuerdo de alguien de la Unión General de
Trabajadores. En el mismo acto, asistimos a un testimonio realmente
interesante. Nacho Murgui, Concejal del Distrito de Retiro del
Ayuntamiento de Madrid, nos explicó una pequeña historia del parque.
Según ese relato, cuando las tropas franquistas entraron en Madrid,
dinamitaron la estatua de Pablo Iglesias situada en el Parque del Oeste.
Sin embargo, los trabajadores y trabajadoras de limpieza del parque,
recuperaron los trozos esparcidos por el suelo y los escondieron en el
mismo recinto. En la actualidad, la sede del PSOE en Ferraz alberga esta
famosa estatua de Pablo Iglesias. Pero además, Nacho hizo una
aportación muy especial para nuestra exposición, el carné de UGT de su
abuelo, de la Federación de Cerveza, hielo y Gaseosas. Donde se
reflejaba el último pago de cuota, en 1939, por razones obvias.
También, hace pocos días, tras salir de un acto, un señor se acercó a
saludarme y me dijo: “mi abuelo era de la UGT”. O hace unos pocos
meses, hicimos un viaje a Ejea de los Caballeros (Zaragoza) para
inaugurar la nueva Casa del Pueblo de la localidad. Para mi sorpresa, el
local estaba abarrotado de ugetistas, con carné y sin carné, que
quisieron acompañarnos en un acto que para ellos era especial, y
escuchándoles hablar entendí y me convencí de hasta que punto esta
organización tiene raíces con una profundidad extraordinaria. Francisco
Largo Caballero había visitado Ejea en uno de sus viajes. Los
socialistas habían ganado las elecciones y ya había comenzado el reparto
de la riqueza y de las tierras. A partir de ese momento, la población
había tenido una oportunidad con el reparto de tierras, con sus
condiciones de trabajo, con las posibilidades de educación…
Salí pensando que, realmente, los dirigentes somos poco conscientes
de hasta dónde llega la Unión General de Trabajadores. Te das cuenta de
esas raíces indestructibles que Franco no consiguió romper, y que los
que lo intentan ahora, tampoco van a poder. El pueblo sabe, de verdad,
que representó la UGT en este país.
Y no hace muchos días, tuve la oportunidad de leer una entrevista a
Neus Catalá, una de las supervivientes de los campos de concentración
nazis, y que murió hace poco en Barcelona. Ella decía que cuando se
sintió libre y mayor de edad por primera vez, fue cuando se afilió a la
Federación de Trabajadores de la Tierra de UGT. Un sentimiento y un
valor que se traslada de generación en generación, y que quiero que
seamos conscientes que lo hemos revivido en los actos del 130
aniversario (conferencias, exposiciones, etc.)
Queríamos revivirlo, y también lo necesitábamos. Teníamos que
encontrarnos con lo mejor de nosotros mismos, recuperar ese orgullo de
ser ugetistas que nos ha acompañado durante toda la vida y, sobre todo,
el orgullo de ser sindicalistas. Debíamos conseguir que la sociedad
visualizara hasta qué punto el sindicalismo hizo, hace y hará que el
futuro de los ciudadanos y ciudadanas sea mejor, más libre y con un
mejor reparto de la riqueza
Quiero acabar mi blog agradeciendo, una vez más, a todas las
instituciones, organizaciones y personas que nos acompañaron en este
bonito acto. Pero también quiero agradecer a todos los compañeros y
compañeras ugetistas que han formado parte de nuestra historia, que la
forman ahora, y que la formarán en el futuro.
Esta es la historia de UGT, pero también es la historia del
movimiento obrero de nuestro país. La historia de tanta gente que dejó
su vida por conseguir derechos para los trabajadores y trabajadoras,
para que hoy en día podamos vivir en mejores condiciones. Y quiero
terminar mencionando un auto del Tribunal Supremo, que no me representa y
que me avergüenza. Después de 43 años, es insoportable e indigno
aguantar que el Tribunal Supremo sitúe en un auto (que por cierto, no
venía a cuento y se lo podrían haber ahorrado) que en 1936 Franco era el
Jefe de Estado de este país. Una institución como el Tribunal Supremo
que debería obedecer a las leyes actuales (entre ellas la Constitución y
la Ley de Memoria Histórica) no puede legitimar y legalizar un golpe de
estado cruel y asesino y que aún mantiene una herida abierta. Y no
puede obviar, de ninguna manera, que en 1936 Manuel Azaña era el
Presidente de la Segunda República, elegido democráticamente por los
ciudadanos y ciudadanas.
Nuestra organización tiene a decenas de miles de ugetistas en las
cunetas de nuestro país, asesinados por el simple hecho de ser de
izquierdas, de der de la UGT. Y no vamos a descansar hasta que nuestros
compañeros y compañeras puedan descansar en paz fuera de las cunetas.
Forman parte de nuestra historia, y estamos en la obligación de
cuidarla.